Han pasado dos años del fatídico terremoto. Todos los peruanos que estuvimos en Lima y el sur chico lo recordamos. Sin embargo, parece que a todos no les afectó tanto dicha situación o que se enterarón horas después de lo ocurrido.
Tan sólo recordar, aquel mensaje de "tranquilidad" dado por el presidente de la república parecía devolvernos esa calma que uno la pierde después de ese tipo de movimientos de la tierra; sin embargo, al compararlo con los audios de desesperación y clamores a lo lejos a través de las ondas de las radios, cambiaba radicalmente esa visión creada por el presidente de todos los peruanos.
Aquella vez, colapsaron todas las líneas telefónicas; recién de tres horas se restablecieron estas. Los dueños de las antenas se excusaron en la poca construcción de sus antenas y culparon de todo al gobierno y a los vecinos que no quieren dichos aparatos retransmisores.
Aquella noche, las luces que aparecieron en los cielos, hicieron pensar a muchos que era el fin del mundo, que incluso, por una zona que visité aquella noche, lo interpretaron de ese modo.
Pero ha pasado mucho dos años, Ica y Pisco siguen derruidas, junto al sur chico. Los reportajes y audios que durante estos días se han escuchado en distintas emisoras dan cuenta de lo que todavia sucede allí.
Lo más indignante por parte del accionar del Estado fue que hacer esas casas fachadas; la construcción de la comisaría de Pisco nuevamente tiene que ser destruída debido a que no hicieron los estudios de suelo y de materiales para que puedan tener resistencia.
Haciendo hígado no ganamos nada. pero el debate se abrió entre quienes apoyaban la iniciativa propia de los vecinos o el apoyo del Estado.
sábado, 15 de agosto de 2009
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